La grasa que es mala es la grasa mala. Durante años hemos demonizado las grasas y fomentado el consumo de alimentos dietéticos y, fíjate, al final lo que hemos conseguido es más población con sobrepeso. Una alimentación baja en grasa no hace adelgazar más ni mejor.
En realidad, la grasa de buena calidad es compatible con una dieta saludable. Lo importante no es tanto reducir la ingesta de grasas, sino consumir (con moderación, obviamente) los alimentos que contengan las grasas buenas: frutos secos, aceite de oliva virgen extra, pescado azul, aguacates… ¡Resístete a ese bollo relleno de crema!